Munich in Sahara dust

El polvo del Sáhara en Europa: un espectáculo natural con consecuencias para la salud

Cuando la arena del Sáhara es soplada hacia nosotros, lo percibimos inicialmente como un interesante espectáculo visual: el cielo se vuelve amarillento y el ambiente exterior recuerda a las cálidas luces de Navidad. En cuanto la arena se asienta como una fina capa de polvo en los coches, los muebles de jardín y los alféizares de las ventanas, solemos ser menos entusiastas…

Hemos tratado repetidamente el tema del «polvo fino» y hemos demostrado que este tipo de contaminación atmosférica tiene efectos particulares sobre la salud. El polvo fino no es homogéneo, sino que se compone de diferentes partículas, por ejemplo, la abrasión de los frenos de los neumáticos de los automóviles, las partículas de hollín o el polvo procedente de la agricultura o de las obras de construcción. La composición del polvo fino varía según la región, la estación y el clima.

En los días en que hay arena del Sáhara en el aire, aumenta la proporción de polvo mineral atmosférico en la composición. El polvo mineral atmosférico se origina principalmente en los desiertos, y aproximadamente la mitad de él procede del Sahara en todo el mundo.

Los estudios científicos demuestran que los efectos sobre la salud aumentan en los días con concentraciones de polvo mineral: por un lado, porque la carga global de polvo fino es mayor, con los efectos conocidos sobre la salud. Por otro lado, también se ha demostrado que la contaminación por polvo mineral supone riesgos especiales:

Los estudios han demostrado que los efectos del polvo fino sobre la salud aumentan cuando hay polvo sahariano: Las vías respiratorias en particular, pero también el sistema cardiovascular, se ven entonces más estresados. El tamaño de las partículas también influye. Las partículas más grandes no se inhalan, pero irritan la piel y pueden provocar problemas, incluso alergias.

También se supone que aumenta el riesgo de infección. Se atribuyen dos causas a este hecho: La inhalación del polvo del Sáhara puede irritar o dañar las mucosas protectoras, haciendo que uno sea más susceptible a las infecciones bacterianas. Además, las poblaciones microbianas y los contaminantes antropogénicos se adhieren a las partículas de polvo y, por tanto, se dispersan y propagan, lo que supone una vía de transmisión de enfermedades infecciosas.

El polvo sahariano en el aire es, pues, algo más que un espectáculo natural. Los grupos de riesgo deben tratar de minimizar su exposición a esta carga adicional.